domingo, 30 de diciembre de 2012

De hechos y palabras

Dices que te importo. Dices que te importo y que me quieres, que -aunque no sea de la misma manera- me necesitas cerca.

Yo quiero creerte.

Y luego me demuestras lo contrario. Sólo me demuestras discusiones y más puñaladas, sólo me demuestras palabras afiladas y malos modos, sólo me demuestras una confianza bajo cero y mentiras absurdas, sólo me demuestras más y más lágrimas... Sentirme cada día más inútil y más incapaz, sentir cómo me vuelvo más pequeña a cada palabra de desprecio.

Cada día le veo menos sentido a nada. Y tengo miedo. Tengo miedo de seguir luchando contra el odio y contra el profundo asco que me provoca lo que hiciste -y que ni siquiera entiendes-, tengo miedo de seguir luchando por perdonar -cuando ni si quiera sé si quiero, puedo o debo-, y que no valga para nada, porque lo que demuestras es real... y hace mucho que no te importo.

2 comentarios:

  1. Olvídate de luchar contra ti misma, las salidas buenas sólo son buenas cuando son verdaderas como lo son las malas cuando les toca. No luches contra lo que es verdadero por intentar luchar contra lo que es malo. No es mejor que dejarte arrastrar por el odio, pero al menos esto es más auténtico.

    ResponderEliminar
  2. Voy a darte un consejo que si me hubieran dado a mí, quizás a día de hoy, las cosas serían muy distintas en mi vida.
    Cuando tú tienes más interés en perdonar a alguien que ese alguien a que le perdones, creéme, no vale la pena. No le justifiques, no busques explicaciones que no existen y que tampoco se esfuerzan en darte. Y aunque sea difícil, olvídate.
    Lo que tenga que ser, acabará siendo. No te quedes sin tripas por alguien que ni siquiera se inmuta.
    Se fuerte, porque algo mejor vendrá.

    ResponderEliminar