domingo, 29 de enero de 2012

He tropezado en la alfombra

No sé cuántas veces me he prometido que era la última vez. Cuántas veces me he exigido no volver a arrastrarme ante ti. Muchas. Demasiadas. Pero, de nuevo, he vuelto caer, a tragarme el orgullo y la dignidad. A ser la inútil que se acerca a hablar contigo en busca de un poco de calor. Y ya ni siquiera sé si te gusta, si lo hechas de menos cuando no lo hago, si te agobio o si sólo te da igual. Tal vez un día simplemente explote en un millón de trocitos que se ahogan en un mar de lágrimas de tristeza.

Mira si es tener mala sombra,
he tropezado en la alfombra, he vuelto a caer a tus pies,
alfombra hecha de retales,
de trocitos de cristales, de pedazos de mi piel.

O como gritarle al aire cuando ya no puedes más

Hay momentos en que necesitas gritar todo lo que te retumba en la cabeza. Sólo gritar. No es soltarlo todo en una hoja en blanco. No es hablar con nadie. No es que te escuchen. Cuando ya no puedes seguir susurrando, se trata sólo de gritar. Gritarle al aire.

Bienvenidos. Este es mi aire.