martes, 30 de septiembre de 2014

Cosas que sacar de dentro (I)

Odio mi cuerpo. A veces más, a veces menos, pero casi siempre un poco.

Odio mi boca porque no es perfectamente simétrica. Odio mi nariz porque es enorme y fea. Odio mi pelo, seco, encrespado y quebradizo, y que nunca se queda como yo quiero que se quede.

Odio mis brazos, demasiado largos, demasiado gordos.

Odio mis piernas. Odio mis muslos, gordos, fofos, blandos, feos. No me gusta la piel que las cubre, demasiado sensible y delicada, siempre llena de heridas, arañazos, moratones y cicatrices. Odio mis pies porque son enormes para el cuerpo que tengo.

Odio mi tripa.

Y odio, mucho más que todo lo demás, odio mis tetas. Son ridículas, patéticas, pequeñas y feas.

Odio mi cuerpo. A veces más, a veces menos, pero casi siempre un poco. Soy un pequeño matojo de inseguridades. Un montón de inseguridades que sólo han conseguido hacerme perder cosas, hasta hacer que casi me pierda a mí misma.

Y creo que ya está bien.