domingo, 6 de enero de 2013

A trompicones

Últimamente tengo la sensación de avanzar -o crecer, o aprender, o madurar- a trompicones. Es como estar bloqueada durante días, encerrada en mi misma y mis patéticas circunstancias, sin poder ver más allá, y de repente me doy tal ostiazo contra un muro que, primero, me quedo parada, sin poder moverme ni casi respirar; y después, no me queda más remedio que dar una zancada. 

O avanzo o me caigo, y si me quedo tirada en el suelo nadie va a venir a recogerme. 

Y es extraño pero ni siquiera supone un esfuerzo, simplemente veo claro lo que antes era incapaz ni de intuir. Es extraño y quizás no sea la mejor manera, pero es. O quizás sea la única en que puedes avanzar en un momento como éste.

Abrir los ojos a base de golpes, pero abrirlos.

jueves, 3 de enero de 2013

Miedo

Hablamos del miedo demasiado a menudo, del terror como si fuera algo cotidiano... Pero no lo es, no el de verdad.

Y yo hoy tengo miedo. Mucho. Quizás tanto como nunca había sentido... Y cuando hablo del miedo sé de lo que estoy hablando. Conozco su sabor, conozco sus brazos de acero, el hielo que me recorre la espalda, su manera de abrazarme, de agarrarme, de no dejarme respirar, su fuerza y su capacidad de dejarme quieta, muy quieta..., sin poder hacer nada que no sea llorar en silencio, porque ni siquiera me atrevo a sollozar.

Aquel mes de junio tenía miedo, mucho. Pero estabas a mi lado, tu mano sujetaba la mía, tus ojos levantaban los míos y supiste marcarme el camino, sacarme de ese agujero del que yo era incapaz de vislumbrar siquiera una salida.

Hoy tengo miedo como nunca. Tengo miedo de perder a la única persona que fue capaz de empezar a darle algo de sentido a todo lo demás, a quien puedo afirmar sin miedo a equivocarme que es la persona a quien más quiero y he querido.

Hoy tengo miedo de perderte y ni siquiera sé cómo evitarlo. Ahora el pozo es mucho más alto y estoy sola aquí abajo, tan llena de fuego que nadie tiene el valor de intentar sacarme, tan llena de miedo y de dolor que sólo quiero consumirme rápido y desaparecer, convertida en un montoncito de cenizas. Y tal vez así, reducida a la nada, pueda por fin volar.