viernes, 20 de abril de 2012

La ausencia de tus brazos

Qué puta es la distancia...

Y, a veces, estúpida de mí, hundida en nostalgia, me pongo a pensar en cuáles son los peores momentos. Creo que, tras tantos meses, no lo tengo del todo claro. No si te echo más de menos al acostarme o cuando me despierto... y nunca estás a mi lado. No sé si en los días en los que no puedo con mi alma o en los días geniales, esos que no son del todo perfectos... porque tú estás a miles de kilómetros. Estas dos últimas semanas han sido muy de esos últimos días. Tardes y noches de cine, exposiciones, cervezas y risas, pero al final, por muy bien que me lo haya pasado, pese a todas las sonrisas, al final, hay una espina clavada, una espina de muchos miles de kilómetros. Una ausencia de tus brazos en la madrugada, cuando aprieta el frío y sólo tu abrazo sabe calentarme.

Y este sábado va a tener mucho de eso. Veintidós. Veintidós años. Y por primera vez desde aquella noche de los diecinueve no vas a estar para compartirlo conmigo.

Pero qué puta es la distancia.