lunes, 21 de octubre de 2013

miércoles, 5 de junio de 2013

¿Sabes?

Recorrería contigo el universo... Entero. Piedra a piedra. Estrella a estrella.

Más aún, correría hasta el mismo borde. Y lo doblaría, lo metería en un frasco, sólo para ti.

Y, después de cinco años, ni siquiera sé si lo sabes y ni siquiera me atrevo a contártelo.

martes, 19 de marzo de 2013

Oscuro rincón


"Intento que no se note
pero no sé si hago bien,
comerme toda esta mierda...
Algún día me atragantaré.

¡No te creas que estoy olvidando!
Al contrario: sigo recordando
y las noches me las paso en vela en tu honor..."  

Y, casi cinco meses después, lo mejor que se puede decir sobre mí al respecto, es que soy patética, parece que un poco más a cada día. Igual que crecen mis ganas de escapar.

lunes, 4 de febrero de 2013

Vértigo

Mañana es mi último primer día de un nuevo cuatrimestre en Historia del Arte. Vaya tontería, ¿no? Pues puede, pero me he dado cuenta esta tarde, y acrecenta un poco esa sensación de estar al borde del abismo con la que llevo todo el curso, de que acabo y ahora qué.

Pese a los días difíciles y los momentos en que he pensado que el esfuerzo no merecía la pena, estos cinco años me han servido para ser consciente de lo mucho que adoro lo que estudio, el arte y la historia, y saber que quier dedicarme a esto. No es que sea idiota, nunca pensé que fuese a terminar la carrera y entrar a trabajar al Museo del Prado dos días más tarde. Pero en la situación actual, todo se ha vuelto más difícil. Yo quería -y quiero- seguir estudiando. Desde que vi el plan de estudios del grado en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural pensé que sería el siguiente paso al terminar Historia del Arte. Pero llega un momento en que también quieres trabajar, y ya no se trata de si mis padres pueden o no pueden permitirse pagar mis estudios, es que tengo ganas de sentirme un ser mínimamente autosuficiente. Y no aspiraba a, recién licenciada, trabajar en una galería, ni un museo, ni nada relacionado con la historia, a mí me valía sacarme la segunda carrera en seis años al tiempo que trabajaba unas horas en cualquier cosa -una tienda de ropa, una librería, un cualquier sitio que se adapte a los horarios de un estudiante-. Pero ha llegado un punto en que parece absolutamente imposible. Y llevo unos meses viéndome con mis dos carreras, veintimuchos años y una nula experiencia laboral. Y da rabia, pena y vértigo. Sobre todo mucha rabia, porque no es que yo no quiera trabajar, es que no me van a dejar. Es que algún día espero ser Historiadora del Arte y Restauradora y, ese día, me gustaría devolver trabajando lo que a mí se me ha dado en educación. Y tal y como están las cosas hoy, parece tan difícil, tan imposible, que asusta.

Hace unos meses, de la mano de la asociación Tráns[ito], la artista Cristina Lucas y su proyecto From the Sky Down me llegó la primera oportunidad de meter la cabeza dentro del mundo del arte. Y, muchas horas de curro más tarde, la primera parte de ese proyecto se ha inaugurado en el CAB de Burgos, la segunda se inaugura en Arco y yo me muero de ilusión. Poco después, surgió la idea de crear una asociación propia, nuestra. Y comienza a coger forma y fuerza. No es fácil, pero a veces parece que, si no te rindes, hasta se puede.

Y, con todo, pensar que mañana es mi último primer día en Historia del Arte, da vértigo.

domingo, 6 de enero de 2013

A trompicones

Últimamente tengo la sensación de avanzar -o crecer, o aprender, o madurar- a trompicones. Es como estar bloqueada durante días, encerrada en mi misma y mis patéticas circunstancias, sin poder ver más allá, y de repente me doy tal ostiazo contra un muro que, primero, me quedo parada, sin poder moverme ni casi respirar; y después, no me queda más remedio que dar una zancada. 

O avanzo o me caigo, y si me quedo tirada en el suelo nadie va a venir a recogerme. 

Y es extraño pero ni siquiera supone un esfuerzo, simplemente veo claro lo que antes era incapaz ni de intuir. Es extraño y quizás no sea la mejor manera, pero es. O quizás sea la única en que puedes avanzar en un momento como éste.

Abrir los ojos a base de golpes, pero abrirlos.

jueves, 3 de enero de 2013

Miedo

Hablamos del miedo demasiado a menudo, del terror como si fuera algo cotidiano... Pero no lo es, no el de verdad.

Y yo hoy tengo miedo. Mucho. Quizás tanto como nunca había sentido... Y cuando hablo del miedo sé de lo que estoy hablando. Conozco su sabor, conozco sus brazos de acero, el hielo que me recorre la espalda, su manera de abrazarme, de agarrarme, de no dejarme respirar, su fuerza y su capacidad de dejarme quieta, muy quieta..., sin poder hacer nada que no sea llorar en silencio, porque ni siquiera me atrevo a sollozar.

Aquel mes de junio tenía miedo, mucho. Pero estabas a mi lado, tu mano sujetaba la mía, tus ojos levantaban los míos y supiste marcarme el camino, sacarme de ese agujero del que yo era incapaz de vislumbrar siquiera una salida.

Hoy tengo miedo como nunca. Tengo miedo de perder a la única persona que fue capaz de empezar a darle algo de sentido a todo lo demás, a quien puedo afirmar sin miedo a equivocarme que es la persona a quien más quiero y he querido.

Hoy tengo miedo de perderte y ni siquiera sé cómo evitarlo. Ahora el pozo es mucho más alto y estoy sola aquí abajo, tan llena de fuego que nadie tiene el valor de intentar sacarme, tan llena de miedo y de dolor que sólo quiero consumirme rápido y desaparecer, convertida en un montoncito de cenizas. Y tal vez así, reducida a la nada, pueda por fin volar.