Hay momentos en que necesitas gritar todo lo que te retumba en la cabeza. Sólo gritar. No es soltarlo todo en una hoja en blanco. No es hablar con nadie. No es que te escuchen. Cuando ya no puedes seguir susurrando, se trata sólo de gritar. Gritarle al aire. Bienvenidos. Este es mi aire.
domingo, 18 de enero de 2015
Creo que lo que más echo de menos es saber que siempre hay alguien ahí para hablar. Ni siquiera para hablar de lo importante, simplemente hablar. Y el sentirte en casa dentro de un abrazo, piel contra piel, en casa.
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